No es, por
supuesto, una fiesta particular de los briviescanos, pero por la
solemnidad y el espíritu religioso que la caracteriza, no podríamos
dejar de mencionarla.
En el año 1486, estando la villa atacada por la peste pasearon los
alcaldes y regidores, junto con los cabildos de Santa María y San
Martín, en procesión a Santa Casilda e hicieron votos de gua